El Precio del Sacrificio

La Decision a la Santidad.

Por Juan Rodriguez

Rosa ofreció su propio ser por las almas en la tierra y en el purgatorio para que Dios los llevara a Su Gloria. Rosa nunca se cansó de hacer penitencia o mortificarse hasta el extremo. En el fondo, su fe en Jesus se intensificó porque ella creyó que ella estaba uniendo su dolor con el dolor de Jesus en la Cruz.

Pero un día, estos dolores, sacrificios, y ayunos le causaron un gran malestar. Ella temia hasta acostarse en su cama de piedra y vidrios rotos, en caso de que esto le produjera un momento de comodidad, porque su tentacion de dormir en una cama comoda, con las sedas y colchones más comodos y finos, era tal, que hasta la hacia soñar. Pero de repente, ella despertaba de este sueño, y se forzaba a acostarse en su verdadera cama.

A traves de sus lagrimas, ella miraba el pequeño altar que ella misma había contruído para el Señor. A según su miraba el Crucifijo, ella empezaba a llorar, a según Su agonia empezaba a ser la suya. Ella le susurró a Jesus: “Sálvame Señor de este mundo lleno de promesas vacías.” Y una voz suave le levanto el alma, y ella gritó de asombro.

“Hija mia, quiero que sepas que estoy contigo en este dolor. Pues es tanto el amor que cargas por las almas necesitadas de este mundo y del purgatorio, que yo te doy mi fuerza. Hija mia, quiero que sepas que mi Cruz no te aplastará, sino que te sostendrá hasta el final. Lo que harás esta noche por mis hijos que estan perdidos, y aquellos que sufren mucho en el purgatorio, les hará ganar la misma Misericordia que tu estas pidiendo a traves de tus oraciones y sacrificios.”

Rosa miro con lagrimas de alegria a las caras extranas que el Senor le presento. Ella nunca habia visto a estas personas, y miro como gran rayos de luz se desbordaban del cielo para levantarlos y llevarlos a Su Gloria. Al ver esta vision, ella se regocijo. Esto le concedio la fuerza y la confianza para continuar, porque ella vio que su trabajo no era en vano, sino para Su Honor y Gloria.

Esa noche, Rosa descansó como si durmiera en una nube. El Señor le dió la comodidad que necesitaba para descansar, como recompensa de su fe. A pesar de Rosa recibió consuelo, ella nunca falló en decir: “Señor, aumenta mi sufrimiento, y a la misma vez, aumenta tu amor en mi corazón.”

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Un Escrito sobre Sta. Rosa de Lima

“Nuestro señor y salvador levantaron para arriba su voz y dijeron con la majestad incomparable: "deje a todos los hombres saber que la tolerancia viene después del tribulation. Déjelos saber que sin la carga de aflicciones es imposible alcanzar la altura de la tolerancia. Déjelas saber que los regalos del aumento de la tolerancia como las luchas aumentan. Deje a hombres llevar cuidado no el parásito y ser engañado. Ésta es la única escalera verdadera al paraíso, y sin la cruz no pueden encontrar ningún camino para subir al cielo."

“Cuando oí estas palabras, una fuerza fuerte vino sobre mí y seemd colocarme en el centro de una calle, de modo que puede ser que diga en una voz ruidosa a la gente de cada edad, sexo y estado: "oiga, gente de O; oiga, las naciones de O. Le estoy advirtiendo sobre el mandamiento de Cristo usando las palabras que vinieron de sus propios labios: No podemos obtener tolerancia a menos que suframos aflicciones. Debemos apilar apuro sobre apuro para lograr un aprticipation profundo en la naturaleza divina, la gloria de los hijos del dios y la felicidad perfecta del alma."

"si solamente los mortals aprenderían cómo es grande debe poseer tolerancia divina, cómo es hermoso, cómo noble, cómo preciosamente. ¡Cuántos riches oculta dentro de sí mismo, cuántas alegrías y los placeres! Nadie se quejarían por su cruz o por los apuros que pueden sucederle, si él vendría saber las escalas en las cuales se pesan cuando se distribuyen a los hombres."

Oracion A Santa Rosa De Lima

Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú que supiste lo que es amar a Jesus con un corazón tan fino y generoso. Que despreciaste las vanidades del mundo para abrazarte a su Cruz desde tu más tierna infancia. Que amaste con filial devoción a nuestra Madre del Cielo y profesaste una gran ternura y dedicación a los más desvalidos, sirviéndoles como el mismo Jesus.

Enséñanos a imitar tus grandes virtudes para que, siguiendo tu ejemplo, podamos gozar de tu gloriosa protección en el Cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos

Amén.